Ermita de San Cristóbal - Alloza, Teruel

Dirección: 44509 Alloza, Teruel, España.

Página web: patrimonioolvidado.org.
Especialidades: Iglesia.

Opiniones: Esta empresa tiene 2 valoraciones según Google My Business.
Opinión media: 4.5/5.

Ubicación de Ermita de San Cristóbal

Ermita de San Cristóbal 44509 Alloza, Teruel, España

La Ermita de San Cristóbal, ubicada en la dirección 44509 Alloza, Teruel, España, es un lugar de gran interés histórico y cultural. Este santuario se encuentra en lo alto de una colina, ofreciendo vistas impresionantes de los alrededores.

La especialidad de la Ermita de San Cristóbal es su carácter de iglesia, siendo un lugar de culto y devoción para muchos visitantes. La arquitectura de la ermita es simple pero hermosa, con una fachada encalada y una torre del campanario. El interior alberga un altar dedicado a San Cristóbal, así como otras imágenes religiosas.

La ubicación de la Ermita de San Cristóbal es uno de sus mayores atractivos. Se encuentra en un entorno natural precioso, rodeado de colinas y montañas. Los visitantes pueden disfrutar de un agradable paseo por el campo antes de llegar a la ermita. Además, la ubicación permite disfrutar de vistas panorámicas de la zona, lo que la convierte en un lugar ideal para los amantes de la fotografía y la naturaleza.

En cuanto a la información recomendada, se sugiere visitar la página web patrimonioolvidado.org para obtener más detalles sobre la historia y el significado de la ermita. También se recomienda llevar calzado cómodo para el camino y ropa adecuada para el clima.

En cuanto a las opiniones, la Ermita de San Cristóbal tiene una opinión media de 4.5/5 según dos valoraciones en Google My Business. Los visitantes elogian la belleza del lugar y la tranquilidad que se respira en el santuario.

Opiniones de Ermita de San Cristóbal

Ermita de San Cristóbal - Alloza, Teruel
Willy Deville
4/5

El culto a este mártir, invocado como protector de caminantes y en las epidemias de peste, se hizo popular en la Edad Media. Su representación más común es la de un santo barbudo, que lleva sobre las espaldas a Jesús niño y se ayuda de un bastón
para atravesar un río. La efigie de Cristóbal se pintaba sobre las fachadas de las iglesias y en las puertas de las ciudades, mientras proliferaban sus ermitas en atalayas o miradores a fin de que peregrinos y mercaderes recibiesen protección al divisarlo desde lejos. En el siglo XVI su culto sufrió una notable decadencia y solo se recobró en el XX como patrono de los automovilistas. La festividad se celebra en Occidente el 10 de julio.

Esta ermita de San Cristóbal se ajustaba a las pautas generales. Situada en el camino que conducía hacia Alcorisa, a un cuarto de hora de la población, sobre un cerro de cierta altitud, era bien visible desde varias rutas. El templo tenía capacidad para unas cien personas, un notable tamaño para la época y los habitantes (alrededor de 600 en el siglo XV, cuando pudo ser construida).
En la fachada sur, junto a la puerta, sobrevive un trozo de pared tallada en la propia roca, y de momento queda en pie uno de los tres arcos apuntados, de considerable elevación, que sustentaban el edificio y delatan ese origen medieval. En el muro norte hay una ventana que puede corresponder a una antigua salida hacia un cementerio que se extendería a sus pies, en la partida que se conoce como el Fosal. También se aprecia con claridad una especie de altillo o alojamiento del ermitaño, y es probable que los escombros que tapan el hueco de la escalera escondan algún elemento de interés. San Cristóbal protegía la población y los campos, y en el siglo XVII todavía se realizaban procesiones. A finales del XVIII corría riesgo de arruinarse por completo, aunque todavía es citada por Madoz varias décadas después.

El profundo cambio económico y social de las últimas décadas ha despojado de sentido a gran número de ermitas como esta. Son un legado de épocas remotas, nos ayudan a comprender la vida y las aspiraciones de nuestros antepasados, pero no está claro el precio que vale la pena pagar para conservarlas. En este caso, cuando menos, es atractivo darse una pequeña caminata y subir al cerro de San Cristóbal. El pueblo queda a los pies, a la vez próximo y alejado, con una perspectiva bonita. Sus ruinas
muestran una especie de tesón y resistencia a desaparecer por completo y quizá merecerían ser consolidadas (hubo un primer paso en 2014, cuando se elaboró una “Memoria valorada para la consolidación y acondicionamiento del entorno de la ermita de San Cristóbal en Alloza” financiada por Instalaciones Lemi, una empresa de la localidad).

Escrito de Josefina Lerma.

Ermita de San Cristóbal - Alloza, Teruel
Antonio Jiménez
5/5

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